jueves, 28 de julio de 2016

Mandalas


Una vez pregunte ¿Cómo se debe hacer un mandala?, la repuesta más poética que recibí fue: "Piensa en un circulo (ni siquiera esto es ley) y deja que tu corazón te lleve; pero lo más importante que debes preguntarte sobre el mandala no es como se hace sino por qué se deshace." 

Según el budismo tibetano, la destrucción de un mandala al finalizar su creación es una manera de practicar el desapego y no codiciar el resultado de sus actos. La belleza misma del mandala se ve potenciada por su fugacidad.

Eso es lo que debemos aprender de los mandalas, a no idealizar y a dejar ir, disfrutar el momento, el camino y no recorrerlo pensando solo en un destino que no nos llenará.

En este sentido, el mandala es como un beso o como un orgasmo, es sin dudar la cúspide de la sensaciones en el momento que se produce, pero pasa inmediatamente dejando solo la quemadura de su recuerdo en la memoria. Nunca se sabe de cierto si habrá otro y si solo se está pensando en el siguiente, nunca se disfrutan plenamente. 

Eso es precisamente lo que separa al amor de la pasión, la pasión es un continuo inicio, siempre desea más, siempre está corriendo a alcanzar lo siguiente; el amor, en cambio, sabe que cada uno es una culminación en si, lo efímero es su reino y cada repetición es un pletórico milagro que vuelve a maravillarnos.

Hay que besar y amar hasta que la sinestesia haga estallar un caleidoscópico universo de mandalas en nuestros ojos.

martes, 26 de julio de 2016

Casa Vacía...



¿Siempre ha sido tan grande esta casa?
Es curioso, pero no puedo recordarlo.

Tampoco recuerdo que el silencio fuera tan abrumador, ¿Con qué llenaba el silencio antes de su risa?

Todo se ve más oscuro, falto de luz, quizás sean los focos, quizás deba aceptar que soy yo.

Enciendo el televisor, buscando esa sensación de hogar o al menos, algo que llené el silencio. Algo gracioso aparece de pronto, una media sonrisa cruza mi cara e inconscientemente exclamo:
¡Mira, mi amor, ven a ver!

Nadie contesta, nadie viene, tú no estás y esto no es un hogar, es una casa vacía...

lunes, 25 de julio de 2016

Señales...



-No quiero hacerlo, señor.

-Lo sé, amigo, pero es necesario.

-Tiene que haber otra solución.

-Créeme, lo he pensado todo. Así tiene que ser.

-No me importa lo que los demás piensen, pero no quiero ser yo, no puedo hacerlo, señor.

-Eres el único que puede hacerlo, amigo mio, por eso te elegí.

-Y ¿Qué pasará después? ¿Volveremos a vernos?

-Eso no lo sé, pero confío en que así será.

-No estoy listo.

-Lo estarás. Debes estarlo.

-¿Como sabre cuando llegue el momento?

-Yo te daré una señal...





"Judas, lo que tengas que hacer, hazlo pronto."



 
"Severus, please."

lunes, 18 de julio de 2016

Perspectiva...


"Quiero perspectiva" dijo Anton Ego al mesero que lo atendía en la película Ratatouille (Pixar,2007), ante la conmoción del joven camarero, Ego agregó: "PERSPECTIVA o ¿Es que se les ha terminado?", finalmente el ácido critico culmina su ataque al nervioso joven añadiendo: "Muy bien, como no les queda perspectiva y parece que nadie más la tiene en esta maldita ciudad, haré un trato, ustedes ponen la comida y yo pondré la perspectiva..."

Según el diccionario, "Perspectiva" es el punto de vista o forma de considerar algo en virtud de la distancia y la profundidad con que se analice. Pero que difícil es conseguir esa perspectiva que Ego pedía, nuestros paradigmas son férreos y se resisten a cambiar, nos volvemos críticos hacia todo aquello que sale de nuestro enfoque y terminamos atacando algo solo porque tuvo la insoportable osadía de ser diferente a lo que nosotros esperábamos.


El frió critico sufre una catarsis que cambia totalmente su paradigma y nos deja este texto:
En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos poco, pero tenemos poder sobre los que exponen su trabajo y su persona a nuestro juicio. Nos regodeamos en las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer; pero la triste verdad que debemos enfrentar los críticos es que, a la hora de la verdad, cualquier plato común seguramente tiene más sentido que la crítica que lo condena.

Pero hay veces en las que un crítico realmente se arriesga al descubrir y salir en defensa de algo nuevo. El mundo suele maltratar al nuevo talento, a la nueva creación. Lo nuevo necesita amigos."

Finalmente no hay nada nuevo bajo el sol, la sabiduría popular ha hecho eco de este llamado a la perspectiva a través de incontables frases y refranes como "No juzgar un libro por su portada." o "Solo sabe lo que pesa el saco quien lo trae cargando.", por mencionar algunos.

Al final todo es cuestión de perspectiva, tal cual dicta la frase atribuida a Shakespeare: "Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira.", no existe una verdad absoluta, jamás demos nada por sentado, pues un simple giro puede cambiar radicalmente la manera en que vemos las cosas.

miércoles, 13 de julio de 2016

Letanía De Mis Defectos



Soy vanidosa, déspota, blasfema;
soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.
La lumbre del infierno a mi me quema.

Es de cristal cortado mi sistema.
Soy ególatra, fría tumultuosa.
Me quiebro como frágil mariposa.
Yo misma he construido mi anatema

Soy perversa, malvada, vengativa.
Es prestada mi sangre y fugitiva.
Mis pensamientos son muy taciturnos.

Mis sueños de pecado son nocturnos.
Soy histérica, loca, desquiciada;
pero a la eternidad ya sentenciada.



Pita Amor

lunes, 11 de julio de 2016

Algo muy grave va a sucederle a este pueblo...



Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: "No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo".

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: "Te apuesto un peso a que no la haces". Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, ¡si era una carambola sencilla! Y él contesta: "es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo".

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, feliz con su peso y le dice: Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto. ¿Y por qué es un tonto? Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según el preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Y su madre le dice: No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces ocurren.

Una pariente que estaba oyendo esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: "Deme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado". El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: "mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas". Entonces la vieja responde: "Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…" Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, alguien dice: ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo? ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor! Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor. Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor. Sí, pero no tanto calor como hoy. Al pueblo, todos alerta, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí. Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo sí, soy muy macho -grita uno-. Yo me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: "Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos". Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: "Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa", y entonces la incendia y otros incendian también sus casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado: ¿Viste mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?.


La Profecia Autocumplida
Gabriel García Márquez